Reflexiones tras un curso de usabilidad

¿No os ha pasado alguna vez que habéis vivido un acontecimiento y poco después os han contado que en un lejano lugar se ha producido otro, que es muy parecido al propio? A mi me ha pasado en esta semana. Y los paralelismos son curiosos. Os cuento.

Los hechos:

• La semana pasada tuve la oportunidad de asistir al curso de usabilidad que impartió Eduardo Manchón en Zaragoza. He publicado lo que allí se dijo y cómo se desarrolló el curso.
• Hoy mismo leo la crónica que ha hecho Juan Leal de sus asistencia al Three Day Intensive Camp organizado por el NNgroup.

Evidentemente no voy a comparar ambos eventos, pero sí que veo cierto paralelismo entre ambos, y sobre todo entre las conclusiones que se desprenden de la crónica que hace Juan Leal de las jornadas en Londres (apoyadas por el acertado comentario de Javier Cañada en Cuando se te quedan pequeños los cursos de usabilidad) y la que puedo hacer yo mismo de las jornadas en Zaragoza.

Las diferencias entre ambas crónicas son notables:

• El público de Londres era un público avanzado, mientras que el de Zaragoza era un público novel, hambriento de su primer contacto con este tipo de formación.
• Mientras Juan Leal habla de cierta sensación de frustración porque los contenidos no acabaron de ser satisfactorios para los asistentes, la sesión de Zaragoza satisfizo sobradamente a los asistentes.
• Mientras que los comentarios de Juan Leal apuntan a un deseo de formación avanzada que por le momento parece no existir, la sensación tras las sesiones de Zaragoza fueron tendentes a una repetición de la jugada.

Si a eso unimos los comentarios que hace Javier Cañada en Cuando se te quedan pequeños los cursos de usabilidad y en A vueltas con la formación: nuevos formatos, me queda clarísimo que hay un modelo que se agota, porque se agotan los alumnos, avanzan en sus conocimientos, y se hacen expertos. Y llegados a ese punto, la formación se detiene.

Pero en el primer segmento de la formación, las cosas no son tan así, es decir, hay una bolsa interesante de gente que desea formación, que quiere tener un contacto directo con ésta, más allá de la autoformación teórica basada en libros, artículo y weblogs. Eso lo comprobé de primera mano en las sesiones de Zaragoza, ya que no pensé que pudiese haber 15 personas con la motivación (económica también) de asistir a este tipo de formación.

Se me ocurre que una interacción de la bolsa de expertos con la bolsa de noveles podría ser una más que interesante relación docente entre ambos grupos. Los noveles aprenderían de la experiencia de los expertos. Y éstos aprenderían, seguro, de las dudas, inquietudes y motivación de los que empiezan.

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