Etiquetado de productos en la línea de compra

Una de las cosas que más me llama la atención cuando estoy en un centro comercial es la facilidad con la que sus responsables tratan de confundir a los clientes con un etiquetado confuso en la línea de productos disponibles.

Productos diferentes con etiquetado erróneo en la misma línea visual del usuario

Os podéis fijar, por ejemplo, en la foto que ilustra este post. No se si es una cuestión de dejadez de los responsables, o si se trata de un ejercicio consistente en tratar como imbéciles a los clientes, o simplemente se trata de alguna extraña y desconocida técnica que multiplia las ventas, pero hay en una misma línea de producto (el mismo producto a la vista de los clientes) más de un precio diferente, con una distancia entre ambos precios muy poco significativa.

Si os fijáis bien, podréis comprobar que los dos rótulos no corresponden a los dos tipos de producto que se presentan a los clientes, dándose el caso además de que uno de los productos expuestos con más abundancia no está presente en ninguno de los dos rótulos de precio y descripción.

Si a ello sumamos que el diseño de la etiqueta del producto que no está asociado a ninguno de los dos rótulos de precio es mucho más llamativo que el del otro, la resultante es que la atención visual es muy probable que vaya a ese producto (sí, el que no está con su rótulo de precio y descripción correspondiente).

¿La gente lo comprará? ¿Cuando les marquen en caja un precio diferente al que «parece» que está, lo devolverán? ¿Tan difícil es colocar los rótulos de precio y descripción junto a los productos que se anuncian?

Estoy seguro de que habrá montones de teorías comprobadas acerca de la eficacia de la colocación a más o menos altura de la línea visual de las personas. De lo que no estoy tan seguro es de la rentabilidad de etiquetar de forma inexacta un producto, pero no es la primera vez que veo algo así. Seguramente será un error de colocación de producto. Al fin y al cabo sólo se trata de botellas de aceite de oliva…

Pero como siempre, pequeños ejemplos de una deficiente orientación al usuario son los que podemos encontrar en la vida diaria. Precisamente todo lo que en el mundo online podemos medir, controlar, evaluar y llegado el caso, algo por lo que pedir explicaciones cuando no se hace adecuadamente.

Si os digo la verdad, nunca dejaré de sorprenderme con estas cosas.

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