Artículo sobre virus (Febrero 2002)

Experiencia de usuario
02/11/2003
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Daniel Torres Burriel
Escritorio redondo con laptop, gafas, planta, celular, lápices y unas manos de mujer tecleando.

Este artículo sobre virus informáticos se publicó en la revista Ciclo en febrero de 2002

Virus attack
It?s the end of the world

La palabra virus asociada a los ordenadores a más de uno le causa congojo. Unas veces porque se trata de una personalidad paranoide y otras porque el recuerdo de uno de estos ingenios es mejor olvidarlo. Y es que los virus atacan de nuevo.

Esto de los virus informáticos no es nada nuevo. Casi desde el comienzo de la aventura de silicio los virus han estado ahí. Unas veces en forma de experimentos obra de ególatras programadores que, traumatizados quizá por una infancia poco feliz, intentan demostrar sus habilidades con la línea de comandos, y otras veces disfrazados de evidentes fórmulas malignas cuyo único objetivo es sembrar el desconcierto y las dudas sobre todo lo que huela a ordenador. También hay quien dice que todo es obra de las empresas que fabrican y venden software antivirus, pero eso es una elucubración compleja y que, para ser sinceros, aquí nos importa poco.
Lo divertido de los virus, porque a todo hay que buscarle el rollo positivo, es que el ingenio de sus creadores se vió aguzado cuando los medios de difusión de los mismos se limitaban a las redes locales de las empresas y a los vetustos disquetes de tres y medio. Eran tiempos en los que internet estaba exclusivamente reservada a unos pocos privilegiados allende los mares. Así, el famoso ?Barrotes?, uno de los primeros virus populares creados en la península, se dejaba ver en los discos de instalación de juegos y algunos controladores de vendedores cutres de ratones.

La red como tejido conductor
Pero como es lógico la irrupción de internet en una primera fase, la popularización de la misma en un segundo momento, y la creciente implantación de las conexiones permanentes (decir que son de banda ancha es demasiado todavía) en una última fase, han originado que el espectáculo no haya hecho sino comenzar. ¿Quién no ha recibido nunca un mensaje de correo-e en el que se nos advierte de los peligros de un supuesto virus que circula por la red?
A decir verdad no les falta razón a quienes preconizan la llegada del fin del mundo, un caos mundial o una multiplicación exponencial de acontecimientos del tipo 11S. Y es que si nos paramos a pensar, la proliferación de mensajes de aviso de virus, los propios virus, lo que no son virus, y los ríos de tinta cibernética que habitan en las publicaciones electrónicas, el caldo de cultivo para el caos es el óptimo. Y es que las consecuencias del histerismo vírico pueden llegar a ser arrolladoras. Imaginad por un momento que un rumor, un simple rumor que hable sobre la existencia y advierta de la peligrosidad de un virus, empieza a correr por la red de tal forma que se genere tal cantidad de mensajes de correo-e encadenados que se empiecen a saturar los servidores de correo de los grandes ?carriers? de este tipo de servicio en el mundo. ¿No es eso el comienzo del caos? Si a esto le sumamos, por ejemplo, acontecimientos y estados de hipnosis globalizada como los vividos en septiembre de 2001, el caos puede ser aún mayor. Y es que el miedo es libre, pero las consecuencias de éste no lo son tanto.

Mentiras y más mentiras
Y todo esto nos lleva a las puertas del Hoax. El virus que tiene la capacidad de ser molesto como el que más, pero que tan sólo es aire, esencia, nada. Y si los Hoax son virus lo son por sus consecuencias, que no por su existencia. Que no, que no, que un Hoax ni se borra, ni ningún antivirus, por muy moderno que sea, lo detecta. Las falsas alarmas cumplen en este caso con su función. Crean la duda, siembran el pánico, y se aprovechan de la inocencia o buena fe de las personas, contribuyendo éstas a su propagación. Un ejemplo muy conocido es el famoso virus sulfnbk.exe, que ha sido capaz de crear problemas en los ordenadores de millones de personas en todo el mundo. Lo curioso del tema, es que el archivo sulfnbk.exe no es tal virus, sino que es un simple archivo del sistema operativo. Este Hoax tiene una operativa típica de estos casos. Llega un correo-e en el que se nos advierte de que un virus peligrosísimo corre por internet. Se nos adjuntan unas instrucciones para poder detectarlo y deshacernos de él. Pues bien, al ser este archivo sulfnbk.exe un archivo que existe en los ordenadores equipados con Windows, creeremos que efectivamente estábamos infectados, borramos el archivo y corremos raudos y veloces a reenviar el mensaje con el aviso del virus y las instrucciones a toda nuestra libreta de direcciones. Y encima, nos sentimos bien por lo que hemos hecho.Pero las cosas puede que no terminen aquí. En sólo un año, 2001, los virus han saltado incluso a la pequeña pantalla, han sido portada de telediarios y en la prensa escrita ya no es extraño verles nombrados.

Daniel Torres

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